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Lugar: Argentina

sábado, 12 de julio de 2014

" Agentina está en la Final. Nadie en sus cabales, con conocimiento de causa y antes del inicio, lo hubiese dicho. Era pronóstico de fanáticos que no saben nada de fútbol, que sólo ven a la Selección en los Mundiales, que no siguen siquiera a los clubes locales, no tienen la menor idea de quien juega en Argentina y menos aún en las demás selecciones. Esos que piden off-side siempre que ataca el rival y nunca reconocen una posición adelantada del equipo nacional. Los argentos que, así, se sienten patriotas, argentos que desconocen que la patria sería mucho mejor sin ellos. Esos que en la cancha molestan sólo por estar al lado, que no pueden ver el partido sentados, que hablan todo el tiempo, no distinguen a los jugadores, son insufribles.

Hoy, en cambio, es más fácil entender por qué la Selección llegó ‘allí’. Hasta mi mujer se dio cuenta de que los vientos soplaron a su favor, de que todavía la Argentina no enfrentó a ningún campeón Mundial, mientras otras selecciones, como Costa Rica –que se retiró invicta– se debatió con tres de ellos y con la propia Holanda, que fue lo más duro que midió Argentina, sin vencerla en la cancha (sólo en los penales: igual que Costa Rica). Muchos vivieron partidos intensos, de ida y vuelta, corriendo riesgos, exponiéndose a lesiones, cosa que no sucedió con la Selección Nacional. Pero no es su culpa, la suerte se acordó de ella, la eligió para que la tenga fácil y el equipo agradeció porque en otro Grupo no hubiese clasificado.

Sabella llevó a Brasil 23 jugadores que no pueden discutirse, porque más allá de gustos personales y de un caso u otro, era lo mejor que tenía aunque ‘eso’ fuese muy poco, sin categoría en la mayoría de los casos y muy desequilibrado entre líneas. Pero era ‘por ahí’, nombre más, nombre menos. Esa lista no marginó ningún Mascherano: ¿Tevez? El grupo lo excluyó, entonces no se discute. Todos tenemos nombres que en ciertas posiciones nos satisfacen más, pero son diferencias de medio punto para arriba o para abajo. Nada decisivo. La delegación que fue, excluidas las cinco figuras, no era más que un equipo de primera división afista o, en el mejor de los casos, igual a un seleccionado de jugadores locales. Pero está claro que los resultados no dependen únicamente de sus jugadores ni necesariamente de sus estrellas. Hay muchos otros factores.

El alineamiento astral se combinó de tal manera para que algunas selecciones se ‘matasen’ entre sí, como Italia y Uruguay, por caso, y otras avanzasen haciendo turismo, caminando –aún cuando caminaron algo torcido– como fue el caso de nuestro equipo. Punto a favor. ¿Otro? La Argentina no padeció ninguna ausencia vital como Francia que se quedó sin Ribery o Colombia sin Falcão García, por citar a dos que llegaron debilitados. ¿Más ventajas? Ninguna estrella de la Argentina mordió a un rival para desmoronar a su plantel. ¿Otra más? Nadie, de los decisivos, en Argentina llegó herido como Cristiano Ronaldo en Portugal que en el primer partido también perdió a Contreau. Sigo enumerando: Al equipo de Sabella no le cortaron en el momento más decisivo del torneo a su crack, como a Brasil con Neymar, ni le suspendieron a su capitán y figura, Thiago Silva. Finalmente, algunas selecciones viajaron el doble de los kilómetros que se trasladó la Argentina que sólo actuó en climas temperados en cuanto otras selecciones, como Inglaterra se derritieron en la calidad humedad de Manaos.

No parece, pero cada uno de esos elementos ayuda; no por acaso las palabras fácil y difícil significan cosas opuestas. En ningún Mundial a la Argentina le tocó tanto asfalto de mano única, tanto tobogán descendente para ir hacia adelante. Ningún juez lo perjudicó, de verdad, ni siquiera en un tiro libro intrascendente. Si Argentina hubiese sido local muchos creerían que todo estuvo armado para que ganara y la Copa no perdiese interés. En 1930 arrancó con Francia. En 1934 con Suecia, que entonces era potencia. En 1958 comenzó con Alemania. En 1962 se cruzó con Inglaterra en su grupo. En 1966 España y Alemania de entrada. En 1974 Italia. En 1978 Francia e Italia una atrás de la otra. En 1982, un poco más aliviado, Bélgica que nos ganó y en la fase siguiente Italia y Brasil. En 1986 Italia. En 1990 Unión Soviética y ya en Octavos Brasil. En 1994, por primera vez fue tan fácil como ahora, pero Maradona lo arruinó todo. En 1998 Croacia que fue tercera. En 2002 Inglaterra. En 2006 fue fácil por segunda vez, aunque en Cuartos ya apareció Alemania. Y en 2010 lo mismo, Alemania en Cuartos. Este repaso nos deja claro que nunca fue tan favorable el camino para llegar a la Final. Sin escollos. Si a Sabella le hubiesen dicho “elija adversarios”, hubiera escogido los que le tocaron en suerte.

sigue 

Edgardo Martolio
(*) Director Perfil Brasil, creador de SóloFútbol y autor de Archivo [sin] Final.



jueves, 10 de julio de 2014

Flávio Campos era uno de los 200 millones de brasileños que no pudieron dormir el pasado miércoles al intentar entender la amarga derrota de la Seleção ante Alemania. Pero su tristeza iba más allá del 7 a 1. La crueldad colectiva que se inició antes mismo del final del partido en el estadio Mineirão fue uno de los motivos de su insomnio. Las críticas a los jugadores que, según él, son solo “chicos”, el vandalismo en algunas ciudades y los insultos a la presidenta Dilma, mientras Brasil era humillado en el campo, eran síntomas de un país huérfano de otras alegrías que no sean el fútbol. “Queremos que la selección represente la fuerza, la virtud y la creatividad del país”, dice Campos, un sociólogo que coordina el Núcleo Interdisciplinar de Estudios sobre el Fútbol. “Es perverso y cruel echar la culpa de nuestro fracaso a los chicos”.

Tengo dos tristezas, dos sentimientos. Uno con el propio resultado del partido. Es evidente que Alemania era la favorita, por el juego más consistente y organizado. Pensaba que no iba a ganar Brasil. Pero siempre hay el imponderable en el fútbol, pues ni siempre gana lo mejor. Siempre hay esperanza. Pero lo que hubo fue una masacre.

 ¿Cómo está usted asimilando la derrota ante Alemania?
¿Y la otra tristeza?
 Además de notar la falta de competitividad ante los alemanes, fue el significado que el fútbol tiene como elemento de la cultura brasileña. La humillante derrota abre la “caja negra” de la sociedad. Vivimos una crisis de representatividad en Brasil, un momento en el que nuestra mirada colectiva es muy frustrante. La percepción es que el sistema político representativo no funciona. Algunos piensan que hay que tirar todo. No es una casualidad que cuando la afición insulta a Fred [delantero de Brasil], empieza también a insultar a Dilma [como en el primer día del Mundial]. Y ese equipo, de chicos… Es una crueldad. Queremos que representen la fuerza y las virtudes, la valentía, la habilidad, la creatividad, la belleza que nosotros no tenemos en nuestros espacios sociales. Es como una compensación. Y queremos que la selección sea un remedio, una solución para las cosas que no logramos resolver en el cotidiano. Es cruel. Nuestros jugadores tienen la edad de mis hijos. Neymar tiene 22 años. Es perverso y cobarde echar la culpa de nuestro fracaso a esos chicos, para que compensen lo que no entendemos en nuestra sociedad.
¿Es mucha presión para tan poca edad, y encima jugando en el Mundial, con la obligación de ganar?
Gilberto Marigoni, candidato a gobernador de São Paulo del PSOL, tiene una definición para los Black Blocs interesante. Dice que son chicos que intentan ser héroes con sus máscaras y armas de destrucción. Es un sentimiento infantil de esa generación. El discurso de David Luiz, que lloraba al decir que quería ofrecer esa alegría a Brasil, es una misión parecida a de los Black Blocs. Querer salvar el país es muy malo. No necesitamos un Mesias, necesitamos actitudes colectivas. Menos cobardía y menos hipocresía. Nuestra actitud como ciudadano sí nos representa.
 ¿Este intento de encontrar a héroes es también un intento de reconstruir un mito como Pelé?
Mira cómo se construyó la historia de Pelé y de esos chicos. El Mundial de 1958. El mejor jugador de ese año no fue Pelé ni Garrincha. La prensa que acompañó el campeonato eligió a Didi como lo mejor jugador de esa época. En muchos partidos no llega a ser un fenómeno. Pero era un excelente jugador. Cuando Suecia hizo su primer gol, Didi es la persona que anda calmamente y dice: “vamos a jugar”. Él era el líder, el que organizaba. Fue Didi y Gilmar quienes subieron a Pelé en sus hombros tras el partido. Lo que quiero decir es que Pelé fue uno de los mejores jugadores del mundo. Garrincha también. Pero esos equipos tuvieron otros atletas muy importantes. Nosotros necesitamos los reyes, los salvadores de la patria, los fenómenos, los príncipes. Pelé fue el rey. Ronaldo, el fenómeno. Y seguro que Neymar será algo semejante.
 ¿El resultado del Mundial influirá las elecciones?
 Ya influyó, desde junio de 2013. Deshidrató el apoyo a Dilma. Ella perdió más del 30% de apoyo en un año. Lo más visible no es Petrobras, por ejemplo. Lo más visible es el Mundial. Y la campaña girará alrededor de ello. Pero mira, la previsión catastrófica no se concretizó. Ningún estadio desmoronó. Sí tumbó un viaducto de la oposición [en Belo Horizonte]. Pero parece que nadie se da cuenta. El alcalde es del PSB y el gobernador es del PSDB. Esta es la cuestión: la percepción que queda para la sociedad brasileña. El mal intencionado echará la culpa a Dilma.
 ¿Perderá apoyo con el 7 a 1?
 Apuesto que sí. Esa depresión tiene que ser descargada, y la derrota será explorada. Directa o indirectamente. Siete goles afectan a la gente. Es un hábito nuestro echar la culpa a alguien. La primera víctima fue Felipão. La siguiente será Dilma.
 Hasta los que más estaban en contra al Mundial apoyaron al evento. ¿Nadie resistió?
 Quienes estaban en los estadios eran de una clase media imbécil, reaccionaria, que no sabía ni siquiera cómo apoyar al equipo en el estadio. Tuvieron incluso que ensayar una canción. Esa clase media blanca, muy incómoda al tener que compartir espacios en los aeropuertos, fue claramente contagiada por la fiesta. Se ilusionó, y eso no es malo. Muchos aprendieron sobre qué es el fútbol. Y me gustaría que ese grupo aprendiera a asumir su responsabilidad social, para que haya una sociedad sin odio ni privilegios. Es un comportamiento que tiene que corregirse. Y ahora empiezan otras elecciones. Es otro partido. No es contra Alemania, sino contra nosotros mismo. Ese es el partido más importante.

via :elpais

martes, 1 de julio de 2014


"Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá
Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar
Que el Diego te gambeteó, que Cani te vacunó, que estás llorando desde Italia hasta hoy.
A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé"

Hinchas Argentinos en Brasil
Mundial 2014

" Quitar lo que esta de mas, soltar ideas duras, suavizar el intelecto, re-educar el corazón, abrirnos a lo misterioso, afirmar que no sabemos, volver a barajar las cartas, crear nuevos senderos para manifestarnos, encontrar distintas imágenes para nombrar lo desconocido, ser un eterno aprendiz , entender el cotidiano como un oráculo, deambular por las palabras sin quedarnos con ninguna, ser un poeta apasionado de lo invisible, susurrar cada palabra como si estuviéramos cantando una canción de cuna, tener nuestro propio diccionario sobre nuestra forma de sentir el mundo, salpicar de poesía, pintar con colores exóticos las palabras que en este momento necesitamos para tener coraje para transformarnos, saltar, saltar, y encontrar en ese abismo nuestra verdad

* Desaprender*