"Hermoso día"
Dice el gobernador del estado de Massachusetts. A la medianoche de este lunes de agosto, dos obreros italianos se sentarán en la silla eléctrica de la Casa de la Muerte, en la prisión de Charlestown. Nicola Sacco, zapatero, y Bartolomeo Vanzetti, vendedor de pescado, serán ejecutados por crímenes que no cometieron. Las vidas de Sacco y Vanzetti están en manos de un mercader que ha ganado cuarenta millones de dólares vendiendo autos Packard. Alvan Tufts Fuller, gobernador de Massachusetts, es un hombre pequeño sentado detrás de un gran escritorio de madera tallada. Él se niega a ceder ante el clamor de protesta que resuena desde los cuatro puntos cardinales del planeta. Honestamente cree en la corrección del proceso y en la validez de las pruebas; y además cree que merecen la muerte todos los malditos anarquistas y mugrientos extranjeros que vienen a arruinar este país.
[Eduardo Galeano, Memorias del fuego]