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Lugar: Argentina

miércoles, 27 de noviembre de 2013

“Yo creo que la imaginación humana no ha inventado nada que no sea cierto en este mundo o en los otros” Gerard de Nerval

 “El espacio llama a la acción, y antes de la acción la imaginación trabaja. Siega y labra. Habrá que contar los beneficios de todas esas acciones imaginarias”
Gaston Bachelard


 “La poesía es un alma inaugurando una forma”
 Pierre-Jean Jouve

 “El alma inaugura. Es aquí potencia primera. Es dignidad humana. Incluso si la forma fuera conocida, percibida, tallada en ‘los lugares comunes’, era, antes de la luz poética interior, un simple objeto de estudio. Pero el alma viene a inaugurar la forma, a habitarla, a complacerse en ella”.
Gaston Bachelard

 “El hombre es mudo, es la imagen la que habla. Porque es evidente que la imagen sola puede sostenerse al mismo paso que la Naturaleza”
Boris Pasternark

 “El mundo es mi imaginación”
Arthur Schopenhauer

martes, 26 de noviembre de 2013


 "Vivimos consumiendo preceptos y productos sin cuestionarlos, por temor a la indiscreción de las respuestas y porque es más seguro acatar rutinas que incurrir en singularidades. Un ejercicio de esclarecimiento podría empezar con estas discretísimas preguntas:
¿Educamos a nuestras niñas para que en el día de mañana (si lo hay) sean ociosas princesas del jet-set? ¿Las educamos para Heidis de almibarados bosques? ¿Las educamos para futuras cortesanas? ¿Las educamos para enanas mentales y superfluas "señoras gordas"?
Así parece, por lo menos en buena parte de la bendita clase media argentina, dada la aberrante insistencia con que se estimula el narcisismo y la coquetería de nuestras niñas y se les escamotea su participación en la realidad.
La nena suele gozar de una envidiable amnesia para repetir la tabla del cuatro junto con una no menos envidiable memoria para detallar el último capítulo del idilio de tal vedette con tal campeón o el menor frunce del penúltimo modelo de Carolina de Mónaco cuando salió a cazar mariposas en Taormina con su digno esposo.
Consentimos y aprobamos que sea maniática consumidora de chafalonía, vestimenta, basura impresa y todo lo que, en fin, represente moda y no verdad. Consentimos que acuda al espejito más neuróticamente que la madrastra de Blancanieves, que sea experta en cosmética, teleteatros y publicidad, que exija chatarra importada o que calce imposibles zuecos para denuedo de traumatólogos.
Formamos una personalidad melindrosa cortando de raíz -porque todo empieza desde el nacimiento- la sensibilidad o el interés que podría sentir por la variada riqueza del universo.
-Es el instinto femenino -dicen algunos psicólogos de calesita. Eso me recuerda una anécdota. El director de una compañía grabadora estaba un día ocupado en comprobar cuántas veces se pasaba determinado disco por la radio.
-¡Qué bien, qué éxito, cómo gusta, cómo lo difunden a cada rato! -aplaudió entusiasmado. Y después agregó -: Claro que hay que ver la cantidad de plata que invertimos en la difusión radial de este tema...
Nosotros también programamos a nuestras niñas como a ese eterno infante que es el público. Les insuflamos manías e intereses adultos, les subvencionamos la trivialidad y luego atribuimos el resultado a su constitución biológica.
Las jugueterías, en vidrieras separadas, ofrecen distintos juguetes para niñas y para varones. En Estados Unidos, no hace muchos años los lugares públicos estaban igualmente divididos "para gente de color" y "para blancos". ¡Dividir para reinar!
A las nenas sólo se les ofrece -o se les impone- juguetería doméstica: ajuares, lavarropas, cocinas, aspiradoras, accesorios de belleza o peluquería.
Si con esto se trata de reforzar las inclinaciones domésticas que trae desde la cuna, ¿por qué no orientarla también hacia la carpintería o la plomería? ¿Acaso no son actividades hogareñas indispensables? Sí, lo son, pero remuneradas. He aquí una respuesta indiscreta.
Los juguetes para varones sortean la monotonía y ofrecen toda la gama de posibilidades humanas y extraterrestres: granjas, tren eléctrico, robots, microscopio, telescopio, equipos de química y electrónica, autos, juegos de ingenio y todo lo que, en fin, estimula las facultades mentales.
¿A la nena no le gustan los animales de granja ni los trenes? ¿No sueña con manejar un coche? ¿No siente curiosidad por el microcosmos o el espacio? ¡Cómo la va a sentir si es cosa de la otra vidriera, la de Gran Jefe Toro Sentado Blanco!
¿Es que el ejercicio de la razón y la imaginación pueden llevarla a la larga a desistir de ser una criatura dependiente y limitada, mano de obra gratuita y personaje ornamental? La respuesta es sumamente indiscreta.
En la casa y la escuela destinamos a la nena a reiterar las más obvias y desabridas manualidades, a remedar las tareas maternas... y a practicar la maledicencia a propósito de indumentaria vecinal.
La nena vive rodeada de dudosos arquetipos y la forzamos a emularlos, comprándole la diadema de la Mujer Maravilla o el manto de cualquier otra maravilla femenil. No falta tío que ponga en sus manos un ejemplar de "Cómo ser bella y coqueta", otro espejito más o la centésima muñeca.
Salvo raras excepciones como Reportajes Supersónicos de Syria Poletti, cuya heroína es una pequeña periodista, el papel impreso que suele frecuentar la nena -incluido el libro de lectura- le muestra a mujeres que, en la más alta cima del intelecto, son maestras. Las demás, aparte de consabidas hadas y brujas, son siempre domadas princesas o abotargadas amas de casas.
La nena sabe, por las revistas que devora como una leona, que en este mundo no hay mujeres dedicadas a las más diversas tareas, por necesidad o por ganas. Lo que es más grave y contradictorio, le enseñan a soslayar el hecho de que su propia madre trabaja afuera o estudia, como si éste no fuera modelo apropiado dada su excentricidad. Jamás vio -y si lo vio mojó el dedo y pasó la página- que hay mujeres obreras, pilotos, juezas o estadistas. Es tan avaro el espacio que los medios les dedican, ocupados como están en la promoción de Miss Tal o la siempre recordable Cristina Onassis.
Educar para el ocio, la servidumbre y la trivialidad, ¿no significa corromper la sagrada potencia del ser humano?
Por suerte, esta criatura vestida de rosa (no faltará quien diga, confundiendo otra vez causas con efectos, que las nenas nacen de rosa y los varones de celeste, cuando este negocio de los colores distintivos fue invento de una partera italiana, allá por 1919), esta criatura, digo, es fuerte y rebelde, dotada de una capacidad de supervivencia extraordinaria. La nena, en muchos casos, renegará de la manipulación y decidirá ser una persona. Pero ¿quién puede medir la dificultad de la contramarcha y la energía desperdiciada en librarse de tanta tilinguería adulta?
Mientras modelan a la pequeña odalisca remilgada, el tiempo pasa y llega la hora de la pubertad. Entonces los adultos se alarman porque la nena asusta con precoces aspavientos sexuales y emprende calamitosamente los estudios secundarios. Terminó los primarios como pudo, entre espejitos, telenovelas, chismografía y exhibicionismo fomentados y aprobados, pero al trasponer la pubertad se le reprocha todo esto y empieza a hacerse acreedora al desprecio que la banalidad inspira a quienes mejor la imponen y más caro la venden.
Los mayores ponen el grito en el cielo porque la nena no da señales de ir a transformarse en una Alfonsina Storni. Ahí empieza a tallar el prestigio de la cultura -desmesurado porque se trata de otra forma del culto al exitismo individual- y florece una tardía sospecha de que la nena no fue educada razonablemente. Cuando las papas queman, esos pobres padres de clase media argentina comprenden por fin que no son Grace y Rainiero y que la tierra que pisan no es Disneylandia.
En ese preciso momento aparece también el espantajo de la TV, esa culpable de todo. ¿Y quién delegó en ella las tareas de institutriz? La mediocridad de la TV no hace sino colaborar en la fabricación en serie de ciudadanas despistadas.
No se trata de reavivar severidades conventuales ni se trata de desvalorizar el trabajo doméstico ni inquietudes que, mejor orientadas, podrían ser simplemente estéticas. No se trata tampoco de mudarse de vidriera para suponer, por ejemplo, que el automovilismo es más meritorio que el arte culinario, o la cursilería más despreciable que el matonismo.
Toda criatura humana debe aprender a bastarse y cooperar en el trabajo hogareño y a cuidar, si quiere, su apariencia. Lo grave consiste en convencer a la criatura femenina de que el mundo termina allí.
Se trata de comprender que la niña no tiene opción, que es inducida compulsivamente a la frivolidad y la dependencia, que por tradición se le practica un lavado de cerebro que le impide elegir otra conducta y alimentar otros intereses.
La frivolidad no es un defecto truculento que merezca anatemas al estilo cuáquero o musulmán. Lo truculento consiste en hacerle creer a alguien que ése es su único destino, incompatible con el uso de la inteligencia. Lo grave consiste en confundir un espontáneo juego imitativo de la madre con una fatalidad excluyente de otras funciones.
A la nena no se le permite formar su personalidad libremente: se la dan toda hecha, y aprendices de jíbaros le reducen el cerebro para luego convencerla de que nació reducida. La instigan a practicar un desenfrenado culto a las apariencias y a desdeñar su propia y diversa riqueza humana. La recortan y pegan para luego culparla porque es una figurita. La educan, en fin, para pequeña cortesana de un mundo en liquidación.
¿No es eso corrupción de menores? "

María Elena Walsh  

diario Clarín, jueves 5 de abril de 1979.


«Acojo con beneplácito el coro de voces que piden que se ponga fin a la violencia que afecta a alrededor de una de cada tres mujeres a lo largo de su vida. Aplaudo a los dirigentes que están ayudando a promulgar leyes y a hacerlas cumplir, y a cambiar mentalidades. Rindo homenaje, además, a todos los héroes en el mundo que ayudan a las víctimas a sanar y a convertirse en agentes de cambio.»

 Ban Ki-moon

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

lunes, 25 de noviembre de 2013

Familia

 "-Con el primero sos más estricto, tenés más miedos. Con el segundo más permisivo, más tolerante. Al tercero llegás con más experiencia, pero también más cansado. Valentina, la más chica, no me vio en tele. Eso es una diferencia total. Igual, a mí, me mata Google: imaginate cuando yo digo No hagas esto. Jamás pensé que mi archivo me iba a afectar de esa manera."

 "-Bueno, no conmigo directamente, pero sí, está con nosotros en la empresa, en la parte digital. Tomás tiene 20 años ya, es músico, tiene una banda. Y tiene un tiempo ocioso: fue una conversación. El no quería ni ese trabajo, ni trabajar conmigo. Bueno, hasta que consigas otro, tenés este. Quizas no fue tan amigable la conversación, pero fue eso. Y el tipo resultó responsable, se levanta temprano todas las mañanas. Podría estar sonando con su banda y ni siquiera usa el apellido. Y yo valoro eso. La verdad, en mi casa, todos, mi esposa, mis hijos, han buscado un camino diferente, separado de lo que yo hice y han demostrado una independencia, un crecimiento."

 "-Es raro. En parte porque en algunos aspectos me comporto como un sub 35. Como usuario, por ejemplo: yo no puedo esperar para ver las cosas cuando se le ocurre a un gerente de programación. Quiero hacerlo a la hora que se me cante y, si quiero, me veo todos los capítulos juntos. Casi todos los días, tipo siete de la tarde, nos ponemos con mi hijo Matías a ver series, Breaking Bad o Game of Thrones, uno o varios capítulos."

Trabajo

 "-Ninguna. No me interesa mucho. No la veo, casi. Me fastidia que se hagan formatos de afuera, que no se piense. ¿Para qué queremos Extreme Make Over acá? Ya sabemos qué va a pasar, cuando se ponen a llorar... A mí me llaman para proponerme cosas y me hablan de dinero, me dicen traemos un formato de afuera. Y para mí es al revés: ¿por qué darle a otro un pedazo de lo que yo genero? ¿Sólo porque no me quiero poner a pensar y me compro un formato? Eso es de vago. Pensar no es difícil. Además, no entiendo la TV abierta. No la entiendo. Es para públicos masivos. No me interesa. Se perdió aquello que habíamos generado para volver a comprar afuera. Además, no me permitiría trabajar en la idea de otro. Y me cuesta entender cómo los tipos ven que baja el rating, que cada vez hay menos plata y nadie piensa Che, ¿y si hacemos algo mejor, no volverá el rating y el dinero?"

 "-No  veo CQC. Ésa es la verdad. Para mí murió el día que me fui. No me despierta nada. Quizás porque no le fue bien, sino quizás lo vería de otro modo. Hace cinco años que no estoy en la tele y creo que es una de las mejores cosas que hice en mi vida. Ahora puedo hablar de la tele más relajado. A mí hoy me fascinan otras cosas. Hoy veo Game of Thrones, veo un contenido, no veo un canal, no veo el horario, veo un contenido. Y me encanta ver el valor de la comunidad. Yo me voy a dormir temprano y me encanta saber que, mientras duermo, en algún lugar del mundo hay alguien subiendo esa serie u otra, muchos tipos haciendo eso, y otros poniéndole subtítulos y compitiendo por ver quién pone los mejores subtítulos. ¡Eso es una locura! ¡Y que a la mañana me despierto y está disponible, está todo ahí!" .

" Soy un buen vendedor. Tengo habilidad para vender entradas para recitales, es verdad. Pero, por ejemplo, ahora me llaman para dar charlas para empresarios, universidades... Me doy cuenta que cuando estoy contando mi historia, mi proyecto, me voy arengando. Me lo creo. Hoy, me doy cuenta de que me gusta no tener competencia en ese sentido, me relajó. Eso me garpa." " -Yo soy un bicho muy competitivo, ése era cien por ciento mi motor. Pero ahora me doy cuenta que estoy más tranquilo y quizás es justamente porque no tengo mucha competencia. Como que eso lo tengo desactivado. Estoy en un juego solo. Empecé diciendo ya van a ver lo que es Vorterix, vamos a ser líderes y la venganza... Y después dije: no importa el rating, esto es otra cosa. Ya lo van a entender. No es radio, es un estudio con cámaras, un estudio de grabación, no es televisión pero hay imágenes en vivo y en diferido, es streaming, es grabar discos, es el teatro donde producimos conciertos, es la agencia digital, es e-learning, son las apps que desarrollamos para clientes.
 ¿Sabés qué? Yo no juego al golf pero siento que en parte esto es como el golf. Es contra mí. Siempre jugás contra vos mismo. Jugás a hacer menos golpes. Por eso sé que no tengo que jugar al golf. Me haría adicto a eso. Hay dos cosas que no tengo que probar: la metanfetamina y el golf."

 " ¡Lloré como un nene! Angustiado. Una semana no dormí. Sufrí mucho cuando sabía que me iba de la radio. Fue tremendo. Sin embargo, no sé. No volví más. El otro día vino De la Puente acá a la oficina, él es un hermano de la vida, pero un hermano de la vida, eh, y me dice: ¿Tengo que venir acá a verte? Y sí, no sé, la Rock & Pop queda a tres cuadras y no sé. es como que me voy de un lugar y me voy. Me voy del todo." " En lo laboral ésta es mi última gran jugada, eso lo sé. Yo no tengo ese espíritu emprendedor de empresarios tipo Eurnekian, Eskenazi, el dueño de Arcor, Rocca, hombres de negocios que siguen ahí arriba peleando. Hay que tener ése espíritu. Yo los entiendo, pero uno, yo, tengo que ser más hábil. En algún momento hay que decir ya está. Ahora estoy en un plan a cuatro, cinco años, pero siempre soñé con retirarme del todo."
 "-La fantasía de retirarme temprano la tengo. Hay algo en mí de tener eso como norte. Obviamente entiendo que es una fantasía. En mi negocio, los conductores son tipos que terminan yéndose por viejos y olvidados. En realidad, soy eso: un conductor. Un conductor con iniciativa, con autogestión, a lo mejor un poco megalómano. Necesito controlar el producto cien por ciento. "

 "Fuera de la tele ya comprobé algo: la verdad, no tengo la vanidad de la mayoría de los tipos que están en el medio. Estar o no estar me da lo mismo. No me pasa por ahí. Yo es como que me corrí de ese lugar. Mi deseo de estar en pantalla ahora va por Internet. No necesito más que eso. Pero mi avidez tecnológica me tienta, me lleva y me divierte. Y después me pasa que termino armando estructura, equipos, para llevar adelante esas ideas... Yo experimento. De repente estoy atrapado en cosas indeseables. Yo que sé. Desarmé el área de Asuntos Internos, digo, Recursos Humanos. Y después me preguntaban a mí cuándo se va la gente de vacaciones. ¡Yo que sé de las vacaciones!"

 Futuro

 "-Yo soy tontamente optimista. Me encanta ir viendo los comportamientos de la gente, las métricas. Cuánta gente nos ve en HD, cuántos se descargan la aplicación. Es gracioso lo rápido que va todo. No hace mucho tiempo que hicimos el primer concierto en streaming. ¡Y ahora cuando no transmitimos en vivo nos putean! Las cosas, los contenidos, son nuestros por muy poco tiempo." ." Aunque ahora los padres me saludan y los chiquitos ya no saben quién soy."