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lunes, 27 de abril de 2015

"Los artistas a menudo ocultan los pasos que llevaron a sus obras maestras. Quieren que su obra y su carrera queden envueltas en el misterio de que todo se produce de pronto. Eso se llama ocultar las pinceladas y quienes incurren en ello le sirven mal a la gente que admira su trabajo y busca emularlo. Si uno no ve las notas, las reescrituras y los pasos, es fácil ver el producto acabado y caer en la ilusión de que salió a borbotones de la cabeza de alguien tal cual." "Cuando terminé mi tesis, estaba extremadamente orgulloso y quería que otros la vieran. Se la di a un profesor de humanidades y me invitó a su casa para leer el trabajo en voz alta. Después del primer poema me dijo que sacara lapicera y papel, y tomara notas. Comenzó: "El uso infantil de? El uso pueril? El uso infantil. La torpeza de cliché?" Fue una crueldad humillante tras otra. Y yo tuve que escribir estos insultos. Fueron horas de esto, poema tras poema. Finalmente, me dijo: "Creo que sabes que no eres un poeta". Yo dije: "No, no lo sabía"."

"Si bien ser golpeado de este modo duele, un mecanismo de supervivencia importante que adquirí a lo largo de los años es aprovechar los rechazos y aferrarme a los halagos. El rechazo me enfurece, pero ese sentimiento de que "¡Ya les voy a mostrar!" es un motivador extremadamente poderoso. Ahora estoy en un punto en el que temo que si lo pierdo dejaré de trabajar. Por otro lado, no hay nada como un halago significativo de alguien que uno respeta. En mi juventud, era muy mal estudiante y casi nunca hacía la tarea. Mi maestra de cuarto grado una vez me llevó a un lado, y me dijo: "Hablar contigo es como hablar a las paredes; no escuchas nada. Crees que te las vas a arreglar el resto de tu vida porque eres encantador. Crees que no tienes que trabajar, pero sí tienes que hacerlo". Recuerdo que la miré después de todo esto, y le dije: "¿Así que piensa que soy encantador?"

" Lo que más lamento es que al comienzo de mi carrera fui muy cruel conmigo mismo por no haber logrado nada significativo. Pasaba mucho tiempo tratando de escribir, pero estaba paralizado por lo retrasado que me sentía. Muchos años después advertí que si hubiese escrito sólo un par de páginas al día al final de cada año tendría 500 páginas (y eso sin trabajar los fines de semana). Todo lo que uno haga diariamente es fantástico. Aún sigo escribiendo casi todo de una vez, pero ahora me doy más margen para pensar y perder el tiempo. Sé que es parte de mi proceso creativo."

Matthew Weiner

Extracto de Getting there: A Book of Mentors, por Gillian Zoe Segal. Editado por Abrams Image.



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