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martes, 2 de septiembre de 2014

"En la manera en la que el ser humano es manejado por los centros de poder y por los centros económicos, antes era necesaria la represión en estos casos. De todos modos sigue existiendo la represión, pero ahora los mecanismos son mucho más sutiles. Se trabaja mucho con la persuasión, se dice que estamos en la era de la seducción. En un juego muy perverso de seducción y amenaza.
Por ejemplo, ¿cómo se impuso la globalización en el mundo? Cuando la globalización comenzó a ser enunciada, particularmente a partir del discurso de El fin de la historia, de Francis Fukuyama. La presencia de ese nuevo orden apareció como la culminación de la evolución ideológica del hombre, como la culminación del desarrollo social del ser humano. Y fue anunciado como un mundo que iba a ser progresivamente un mundo feliz. La sociedad del cumplimiento de los deseos que anunciaban los autores de la posmodernidad, donde se aplanaban los conflictos y sólo iba a perdurar el constante progreso.

 -A principio de los años 90, lo nuevo aparecía como lo absoluto y seductor. Pero detrás de esa seducción latía una amenaza: Si uno no se incorpora a lo nuevo, ¿qué es? Obsoleto, dinosaurio, desechable, "descartable". Este nuevo orden es triunfalista porque hay expansión del sistema capitalista y de los mercados, y aparece como un mundo potencialmente feliz. Pero para poder desarrollarse replantea una reorganización de la producción que deja afuera a un 30 por ciento de la población económicamente activa del mundo. Y así se produce una precarización laboral, y al ser el trabajo un ordenador psíquico y social, se instala en el mundo un horizonte de amenaza. Si hay un tercio de la gente en el mundo que queda fuera de la producción y si en la Argentina un 60 por ciento de las personas hoy teme perder su trabajo, hay una vivencia de amenaza que conduce a otro sentimiento angustiante, que es el temor de inexistencia. Es temor a no tener ninguna significatividad por desinserción social.

-Estas son vivencias profundamente dolorosas para el ser humano, que implican una precarización de la vida social. Si vamos a las patologías, la Organización Mundial de la Salud ya en 1994 decía que la pobreza es el factor principal de enfermedad en el mundo. En el plano de la salud mental, la depresión y la ausencia de proyecto son los factores fundamentales de patología mental y en crecimiento exponencial. Por otro lado van apareciendo patologías concomitantes, como el síndrome de pánico, que ha sido muy estudiado por los norteamericanos.

-Es un cuadro que está dentro de un tipo de fobia y es la expresión del síndrome de pánico. Tiene un altísimo crecimiento en nuestra sociedad.Tiene que ver con tratar de adaptarse coherentemente al medio y en realidad es una sobreexigencia y una sobreadaptación. En una sociedad tan ferozmente competitiva, el terror de inexistencia hace que el sujeto trate de dar una respuesta adecuada y no puede. El costo es tan grande que en un momento hay un quiebre. Por supuesto que hay una multiplicidad de causas, pero éste es un factor de alta incidencia.

-La depresión, que tiene que ver con la pérdida de lugares, o el temor a la pérdida de lugares. Y hay en estos casos una "ausencia de proyecto". ¿Qué niveles de garantía y estabilidad hay ahora para elaborar un proyecto, que es un sostén interno para el lanzamiento vital?

 El ser humano, que es un ser de crisis, las vive con naturalidad y son posibles porque existen ciertos referentes internos y externos que nos ofrecen sostén. Algo que ha pasado con las crisis en el mundo es que las instituciones se han derrumbado, hay un colapso de los referentes y lo que queda es un malestar en la cultura -ahí sí nombramos a Freud- que es la fragmentación de los lazos. Este nuevo orden mundial colocó centralmente en la vida social la institución del mercado. Esa institución dice "el otro no es mi semejante, sino un rival por excluir o destruir." Y esto, que uno puede entender en una lucha de corporaciones, se va interpenetrando en las relaciones entre las personas, y se va produciendo un distanciamiento entre ellas. Esto empezó a manifestarse a fines de los años 80 con claridad. Además, sobre el discurso de Fukuyama se van a entrelazar discursos como El fin del trabajo , de Rifkin, con esa propuesta particular de evitar los estallidos sociales haciendo que cubran el trabajo social quienes están sin trabajo. El del horror económico, el paradigma tecnológico, el discurso de Vargas Llosa, que dice que la globalización es tan infalible como la ley de la gravedad...."



Ana Pampliega de Quiroga

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