" Los gobiernos pueden hacer tres cosas en las redes sociales: censurar, pagar a falsos comentaristas para que redirijan la conversación hacia donde les interesa, y espiar.
Si uno se fija en China, las inversiones del gobierno están en la primera categoría, censurar, y eso es errarle por completo. La censura siempre llega tarde y ya no controlan las noticias. Como se demostró con el reciente choque de trenes que sufrieron, la gente lo twiteó durante horas antes de que pudieran bloquear los tweets. Además, siempre se encuentra la forma de escribir en código para evitar el bloqueo.
Poco a poco China está invirtiendo más en la segunda categoría: crear falsos comentaristas o Sock Puppets (marionetas de medias) como los llamamos en inglés. Contratan a un montón de gente para que diga cosas lindas sobre el partido comunista. No tengo claro cuán efectivo será esto a largo plazo, yo diría que no mucho ahora que las redes sociales permiten evaluar la calidad de los comentarios. Sitios como Yelp, que sirve para evaluar restaurantes, tienen un sistema de puntuaciones que le da más valor a las opiniones expresadas por personas con muchas conexiones y muchos comentarios en diferentes restaurantes. De esa forma, los perfiles falsos que los restaurantes crean para alabar su propio negocio tienen mucho menos peso. Ese es un sistema que se va a ir extendiendo por toda la Red.
La tercera categoría, el espionaje, es a mi juicio la forma de control más efectiva para los estados y peligrosa para los activistas. China y otros países represores la han convertido en su arma principal. De vez en cuando arrestan a alguien de forma arbitraria, sólo para enviar la señal de que el activismo en las redes sociales te puede causar problemas. Una de las cosas que aún tenemos que aprender es cómo protegernos de esa labor de espionaje. Hasta ahora, se hizo muy poco en ese sentido."
Andrew McLaughlin
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