" Las primeras Grietas en el muro y las fotos que se rebelan -La derrota en Malvinas, la creciente presión internacional alimentada por denuncias de exiliados y sobrevivientes de centros clandestinos, el creciente desencanto de la población por el severo deterioro del nivel de vida y situación social a la cual condujo, con sus políticas el proceso militar, fue reanimando la actividad gremial, con marchas y protestas por pan, paz y trabajo. A su vez, el cada vez más visible movimiento de DD. HH. junto a las distintas expresiones de resistencia cultural expresadas en las nuevas temáticas del rock nacional y la experiencia de Teatro abierto, entre otras, fueron abriendo las primeras grietas del muro por donde empezó a verse la luz. Pero sin duda el hecho singular y catalizador de todo este conjunto de expresiones fue la institución de las rondas de las Madres de Plaza de Mayo. Y por sobre todo la imagen de esos pañuelos blancos, reproducida en centenares en cabezas de mujeres que daban vuelta a la pirámide de la plaza rodeadas cada vez más ostensiblemente por la creciente solidaridad social. Y por los fotógrafos que por fin encontraron aquello que sí podría fotografiarse y condensar como imagen lo que la palabra todavía aún no había nombrado. Las fotos de esas mujeres que daban vuelta en una plaza dieron la vuelta al mundo y oradando la piedra terminaron por perforar el muro. Y se trató de una imagen. Ni más ni menos. En ese marco es que un grupo de reporteros gráficos, en el año 1981, decide hacer una muestra colectiva con las fotografías censuradas en los diarios y las que por su naturaleza no eran publicadas. Se trató de la primera muestra de periodismo gráfico argentino que año tras año reunió a reporteros en un acto cultural que produjo una fuerte marca de prolongado efecto como ya veremos. Reconociéndose en un mismo acontecimiento cultural por su condición laboral y no por su pertenencia a las empresas donde trabajaban, estos fotógrafos le otorgaron a sus muestras un cierto carácter libertario de fuerte inscripción en la conformación de una nueva identidad profesional. En efecto, las muestras de Periodismo Grafico Argentino se estructuran en torno a la reapropiación del producto de su trabajo, es decir las fotografías por ellos tomadas, puestas esta vez en una serie diferente a la que podría verse en los medios para los que trabajan aún en el caso de ser publicadas. Dicho en otras palabras: generaron su propio discurso. Fue una señal importante aún en plena dictadura que hoy podemos valorar como un antecedente concreto de las intervenciones en el espacio público, que en más de una oportunidad tuvo a los reporteros gráficos como protagonistas. En esa muestra como las que le siguieron en años sucesivos, se pudo proyectar la imagen del país real, la que todavía no aparecía en los diarios, la serie de imágenes que daba cuenta de la lacerante herencia que dejaba una dictadura feroz en retirada, y la terrible pregunta traducida en imágenes de pañuelos blancos, de rondas de mujeres en una plaza: Y los desaparecidos ¿dónde están? "
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