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domingo, 31 de octubre de 2010

“Kirchner fue uno de los presidentes que más temperamento demostró desde el comienzo de su gestión. Desde el principio tomó el poder con las dos manos y despertó muchos enconos, porque cuando la política toca intereses poderosos siempre genera antagonismos. En cambio, la política que no genera antagonismos es la que se somete al poder”, analizó el autor de “Filosofía y Nación”.

“Político habilísimo, hombre fuerte como para estar dentro de la estructura del Partido Justicialista y sobre todo, muy bien casado. La muerte de Kirchner no se puede comparar de ningún modo con la muerte de Perón, que dejó detrás de sí a una inepta y a un criminal, como lo fueron Isabel y José López Rega”.

“al frente del país queda una mujer brillante que va a crecer en la adversidad y que va a ser rodeada por lo mejor del Justicialismo y por muchos sectores de la oposición”.

“Como figura política Kirchner deja un legado superior al de la tercera presidencia de Perón, que además de darle poder a un represor como José López Rega en su último tramo tomó partido directamente por la derecha, mientras que Kirchner siempre se inclinó por la unidad latinoamericana, por los derechos humanos y por una evidente centro izquierda. Su mejor legado, además, es Cristina Fernández”, opinó Feinmann.

“Creo firmemente en el temperamento de Cristina y en su capacidad para gobernar el país. Ella va a seguir cumpliendo con los objetivos que inició Néstor al enfrentarse a los poderes más concentrados, pero además sé que seguirá unida a lo mejor de los gobiernos de América Latina”

José Pablo Feinmann






" Las despedidas son siempre duras. No le voy a venir con cuentos, Jefe. Son difíciles, y mucho más en estos casos, porque el código es el humor.

Más allá de todas las cuestiones políticas, le confieso que en estos días no he dejado de pensar en la Compañera Jefa, en Máximo y sobre todo en Florencia , con sus 19 años. Ahí está lo verdaderamente importante. Imagino que su minuto final estuvo poblado solamente por la inmensidad de sus tres amores. Lo demás es pura circunstancia. Política incluida.

Por eso prefiero hablarle en nuestro idioma: la sátira y el humor . No sabría cómo entrarle de otra manera a un tipo como usted. Para mí, el humor político siempre ha sido una buena manera de desdramatizar la realidad. Ese es el único objetivo de esta página. En eso, usted ayudó mucho más de lo que se imagina , porque reconozcamos que fue medio cabrón y que siempre le gustó tensar la cuerda. A veces, más allá de lo razonable. Por eso, cada uno de los conflictos políticos que vivimos estos años, con usted en el medio, se dramatizó mucho más de lo que se justificaba hacerlo. Y cuando las cosas se dramatizan mucho, la desdramatización garpa más y se agradece. Así es cuando el humor político funciona mejor.

Pero también es cierto que para que el humor político funcione, tiene que haber política.

Y la verdad, quien reinstaló la política en la agenda argentina fue usted . Por todas las cosas que hizo bien y por todas las que hizo mal. Se lo puedo decir así, porque siempre le hablé de frente manteca.

Desde que a mitad de los ‘90 la liviandad del menemismo vació de contenido a la política, el humor político dejó de tener sentido. ¿Cómo se le podía hacer un chiste a un ministro, si nadie sabía ni siquiera el nombre del tipo ? La convulsión de 2001 trajo otra vez la discusión política, pero sólo por un rato.

Luego llegó usted y la pava se fue calentando de a poquito nuevamente. La crisis del campo reinstaló otra vez la política como tema en la mesa de los argentinos. Y de la mano de la política, volvió el humor político. Al menos para mí.

En estos años, muchos de mis amigos contreras, desde los superprogres hasta los recontragorilas (de estos no tengo muchos, pero alguno que otro siempre hay), mil veces me han preguntado si en alguna oportunidad me llamaron de la Casa Rosada para putearme , para apretarme o algo por el estilo. Del mismo modo, mis amigos del batikirchnerismo me preguntan si el diario alguna vez me pide que diga o deje de decir tal o cual cosa.

La única verdad es que esta página la escribo en el ejercicio de la más absoluta libertad , sin que nunca nadie jamás haya tocado una coma, sugerido una idea o insinuado que debiera apoyar o atacar una posición. Cada cosa que escribo, refleja lo que tengo en mi cabeza que no será mucho, pero es todo lo que entra. Y así como sale de la computadora, es exactamente como se publica.

Del mismo modo, debo decir que jamás he recibido el menor reclamo desde la política en general, y muchísimo menos desde su gobierno o el de la Compañera Jefa.

La libertad es una conquista que hay que defender, pero que no corresponde agradecer a nadie. Sin embargo, nobleza obliga, con la historia que tenemos en la Argentina, nunca está de más reconocer cuando uno puede ejercerla a sus anchas. Aún con las turbulencias de estos tiempos. También es verdad que no todos los que opinan y escriben han tenido la misma suerte que yo . La banda escrachadora le ha restado a su proyecto mucho más de lo que le ha sumado.

Desde este espacio trato, medio en broma, medio en serio, de aportar lo mío para que las cosas vayan mejor. Ahora, esta página la hereda la Compañera Jefa. El contrato entre nosotros nunca lo firmamos, pero no hay problema. Para mí, con la palabra alcanza y sobra.

Por la guita olvídese . Délo por hecho. Por un tiempo, será invitación de la casa. Ahora, desde este lugar, habrá que bancar a la Presidenta. Dicho esto en serio. Y también en broma, tanto como para no traicionar el espíritu del vínculo.

Así es la relación entre el humor y el poder. Una suerte de toreo que exige que uno mueva la capa con la mayor precisión posible. Pero con la serenidad de saber que si los movimientos son los correctos, el poder se la tiene que bancar a como venga.

Y siento que así fue siempre con usted, Compañero Jefe .

Sé que lo supo tomar con humor y más de una vez me llegaron importantes voces oficiales de respeto, afecto y simpatía . Salvo un día en que me llegó el mensaje que usted se había chivado y que me había incluido en un honorable grupo de personalidades a los que tenía pensado “partir como un queso” , cariñosamente por supuesto. Lo tomé como un halago cuando supe quienes eran mis compañeros de fiambrería. Después volvieron las señales de paz y amor.

De verdad, lo despido con el cariño, el respeto y el reconocimiento para quien supo bancarse todo lo que me vino en gana decirle . Con absoluta libertad. Como debe ser. Eso habla muy bien de usted. Reírse de uno mismo y tener sentido del humor es una de las más rotundas pruebas de la inteligencia.

Con todas nuestras coincidencias y todas nuestras diferencias, debo decirle de corazón que fue un placer.

Lo voy a extrañar . Hasta siempre. Compañero Jefe."

Alejandro Borensztein



"“Un respetuoso silencio”



Ante la muerte de Néstor Kirchner, compañeros, entenados, solventados, mercenarios, favorecidos, opositores, y cualquier persona con un mínimo de educación, debe guardar un respetuoso silencio. Es pronto para andar elucubrando que hará y que no hará la señora Presidenta. A su alrededor ya se huelen las intenciones de los vividores de siempre, de los oportunistas en busca de morder el pato de la boda fúnebre, a ver quién logra la mejor tajada.



No opino sobre política porque no es mi campo de acción y eso queda reservado para sus adoradores. No tengo ninguna afiliación política, pero sí observo las conductas de quienes el pueblo ha elegido como sus representantes.



Las pullas, las exclamaciones de alegría como las exageradas demostraciones de pesar me parecen fuera de lugar. Porque frente a la muerte hay que llamarse a silencio. Dejemos esas payasadas para los políticos de turno, ávidos y ambiciosos sin límites, que corren desesperados en busca de protagonismo.



Cesen las controversias durante el tiempo que duren las exequias del difunto. Hagan una tregua, pero no exageren ni sus simpatías ni sus oposiciones. Nadie puede negar que se avecinan tiempos difíciles para esta Nación. Aguarden a ver como la señora Presidenta, simpática o antipática, idónea o no en la conducción, luego de su período de duelo, asume esta situación no contemplada en su agenda matrimonial.



Escucho por ahí: “Hay que rodear a la Presidenta, hay que apoyarla, hay que sostenerla”. Me suena a querer cubrir el vacío ante la muerte de su esposo, que implica no sólo el poder de gobernar sino el poder de manejar riquezas ajenas como el capital de los jubilados, sin rendirle cuentas a nadie.



Paren la mano, pongan el freno, bajen la velocidad. No atropellen. Hoy el pueblo no es tonto, y sabe con seguridad que ya se están tejiendo en reuniones secretas las estrategias para preservar cada uno su sitial. De lo que resuelvan y de las acciones que se produzcan en adelante, dependerá la solución pacífica y positiva para mejorar las perspectivas de conseguir seguridad para todos los habitantes, empleos estables para todos los trabajadores con sueldos que les permitan acceder a la canasta familiar. Pagar sus insumos de servicios básicos y de impuestos. Tener una obra social que contemple no sólo el esparcimiento anual, sino una atención médica de primera en todas las prestatarias contratadas al efecto.



Pero hoy, amigos, estamos como argentinos compartiendo un duelo, el de la señora Presidenta de la Nación, más allá de simpatizar o no con ella. Hoy pospongo mi condición humana de jubilada de la mínima para respetar el dolor de una mujer que llora la muerte de su compañero y padre de sus hijos.

Hoy mi país está de duelo nacional.

Elena “Lita” Moreno

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