-¿Existe acaso una golosina fea?
-No. Quizás las golosinas feas sean como uno de aquellos payasos mal pintados que deslizan un halo de tristeza capaz de horrorizar a unos y encantar a otros. A su vez nos dejan una marca de por vida, de la misma forma que ciertas golosinas marcan nuestro paladar para siempre dejando una huella imposible de borrar, incluso escupiéndolas.
¡Guau Naná! ¡Sos sorprendente...!
Y aquí vuelvo a mi hipótesis: nuestros gustos y preferencias por las golosinas hablan por nosotros mismos y están determinados por la memoria emotiva, más que por las características propias de la golosina en sí misma.
Las golosinas más polémicas, según la única experta del país
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