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Lugar: Argentina

domingo, 29 de mayo de 2011





Carlos Daniel Aletto: "Beatriz Sarlo, sin dudas, es una prestigiosa intelectual. Hace poco publicó un libro sobre la argentina de la última década: La audacia y el cálculo. Es un extenso trabajo que parte de un estudio de campo, donde toma muestras de la sociedad y detalles de la coyuntura política para concluir con una mirada crítica y opositora al kirchnerismo y a los medios oficiales de comunicación. Nada nuevo. Sus palabras aparecen en los diarios socios de la dictadura militar y en la televisión de los mismos dueños con cierta frecuencia. Su voz suele ser una cita de autoridad.

El año pasado Beatriz Sarlo dictó un seminario en la Universidad de Tandil que trataba sobre la relación entre imagen y palabra ("relación transemiótica", destacó con énfasis ella). El seminario duró toda la semana en la que selección Argentina jugó la primera rueda del Mundial 2010. A ella no le interesaban los partidos. Los mundiales la remontaban al mundial de la Dictadura argentina. En contraste se la notaba muy entusiasmada con un interminable partido de Wimbledon entre un francés y un inglés. Al tercer día, el miércoles, hizo apagar la luz del aula y proyectó sobre el blanco pizarrón una pintura de Brueguel: La caída de Ícaro. Primero explicó el mito (creo que se refirió a Ovidio): "Se sabe que Ícaro consiguió volar fabricando alas con plumas pegadas con cera y se acercó al sol más de lo oportuno, la cera se fundió, se desbarataron las alas, cayó al mar y se ahogó". Luego pasó inmediatamente a un poema de W. H. Auden, donde el poeta hace una descripción en versos ("ecfrasis", dijo ella) de esta pintura de Brueghel.
La prestigiosa intelectual se detuvo veinte minutos para resaltar "la apropiación" que había realizado Auden de la pintura, ya que (remarcó) Ícaro no aparece en ninguna parte del cuadro: Brueghel habría pintado sólo un paisaje marítimo pero al colocarle el título "La Caída de Ícaro" le daba otro significado ("resemantizaba", dijo ella) toda la pintura. Cuando terminó esta detallada interpretación apagó el proyector y encendió la luz.

Todos estábamos impresionados por el conocimiento y el despliegue realizado por Beatriz Sarlo. En ese momento, con mucha vergüenza, un alumno le pregunta si podía volver a proyectar la imagen de Brueghel. Se apaga la luz se enciende el proyector con la pintura de Brueghel y para sorpresa de todos los asistentes y de la intelectual el alumno le marcó un detalle, cerca del barco central del cuadro aparecían las piernitas de Ícaro rodeadas de algunas plumas sobre la superficie del mar. De esta forma se desmoronaba toda su extensa y apasionante explicación de la operación poética de Auden de apropiarse y resemantizar la pintura de Brueghel, volviéndola al mito original de Ovidio, al que el pintor había sólo aludido en su título para darle otro sentido parafrástico, no sólo haciendo un marco verbal simulado a una representación icónica del mar de Flandes. El alumno con humildad, sin llegar a ser una luminaria, marcó el detalle donde estaban las piernitas rodeadas con las plumas de las falsas alas y los veinte minutos de magistral explicación se desmoronaron en un segundo, como las mismas alas de Ícaro al acercarse al sol. El seminario terminó sin muchos sobresaltos tres días después.
Estos días he leído el libro La audacia y el cálculo. Aquella elaborada interpretación errónea que cometió por no haber visto el detalle de las piernitas de Ícaro agitándose en la superficie del mar se replica en gran parte del libro. Sarlo levanta muestras equivocadas de la realidad kirchnerista. Por ejemplo, quienes hemos participado de los hechos que surgieron de la articulación del programa 6, 7, 8 y 678 Facebook, podemos ver como nuestra propia historia es contada con detalles falsos, siempre tendiente a distorsionar perjudicando ese objeto que atrae a la investigadora. Porque es así, Beatriz Sarlo, con la quizá necesaria frialdad de una investigadora, toma muestras de lo que para ella son objetos teratológicos populistas, como el peronismo y el kirchnerismo, y los pone bajo la lupa. Esos monstruos a ella la apasionan, la atraen y los quiere disecar para entender cómo funcionan en la sociedad argentina. Pero se equivoca al tomar las muestras: a lo que ella denomina "murciélago" es un ruiseñor y sus "cucarachas" son grillos y saltamontes.
En síntesis y para concluir, quizá por estar alejada del objeto que estudia (por no acercarse más al detalle) o por tomar muestras falsas, Beatriz Sarlo en su último libro La audacia y el cálculo (lo que parece más una descripción de su actitud frente al kirchnerismo que la de Néstor Kirchner) duplica el mismo error que cometió en aquel seminario en Tandil. Parte muchas veces de detalles incorrectos, hace planteos inteligentes cargado de teoría y de citas de autoridad para forzar las conclusiones a las que a priori ya había pensado. Pero estas actitudes intelectuales son como las plumas de Ícaro que a cierta altura la cera se derrite y los porrazos son inevitables. "


Conmigo Tampoco Barone " Celebro que un alumno haya señalado un error a un pretendido experto y lamento llegar pasados los 150 comentarios. Sin embargo, no veo el “desmoronamiento” de la “apasionante explicación” de Sarlo. Si vemos el cuadro, las dos piernitas y las plumas son bastante visibles pero si la pintura se titulara “Ahogo del vendedor de plumeros” o “Hincha de River al agua” no habría manera de vincularla con el viejo mito de Ícaro. Aún si las piernitas no estuvieran allí, el título del cuadro se impondría y Sarlo lo hubiera podido imaginar legítimamente bajo el agua. Algo semejante ocurriría si Picasso hubiera titulado el “Guernica” como “Pesadilla” o “Grises y azules”, sin palabras alrededor no habría motivo para relacionarlo con un episodio preciso. Las palabras orientan la interpretación de estas pinturas. Lo que parece desmoronarse es la analogía que propone Carlos Aletto entre su interpretación de la manera de proceder de Sarlo en su libro y la interpretación del cuadro realizada por la invitada más comentada de 678. Al menos en este caso, el detalle no alcanza para desmoronar un mero mecanismo de relación entre una imagen visual y el lenguaje.
Por otro lado, el poema de Auden ( http://lotusseeker.blogspot.com/2009/05/auden-sobre-el-mismo-cuadro-de-brueghel.html ) resemantiza (da otro "sentido parafrástico" diría Aletto) el cuadro porque lo usa para ilustrar el modo en que los antiguos nunca se equivocaban sobre el dolor. "







via :
@pprovitilo

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