Señor, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos, que parecen tener ocho años, tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear por el barro; yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas de las que me puedo ir y ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme de que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no: porque nadie hace huelga con su hambre.
Señor, perdóname por decirles no sólo del pan vive el hombre y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí. Ayúdame.
Señor, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos. Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame.
Oración del padre Mugica,
“Meditación en la villa”.
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